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Regulación y Coste Económico
Artículo de opinión del Presidente de la CEOE, Juan Rosell.
El futuro dependerá de las reformas
Claudio Boada, presidente del Círculo de Empresarios
El semanario de economía El Nuevo Lunes publicó la pasada semana del 21 al 27 de febrero un artículo del presidente del Círculo de Empresarios, Claudio Boada.
 

Hacer en estos momentos una previsión sobre el papel de España en un entorno europeo y global después de la crisis es un ejercicio de alto riesgo ya que, ni hemos salido aún de la crisis, ni sabemos en qué condiciones nos encontraremos cuando salgamos de ella. Todo dependerá de la seriedad y profundidad de la política de reformas que se lleve a cabo. Y la lentitud con la que se están desarrollando, no es precisamente la mejor noticia.

La recuperación económica se va abriendo paso en no pocas áreas del planeta, tras una dura crisis de alcance global. Países como Alemania retoman el pulso y pueden convertirse, junto con las economías emergentes, en locomotoras de la recuperación para los demás. Buenas noticias para nuestro país, pues la demanda extranjera puede animar la producción nacional y el empleo. Sin embargo, en ningún caso debemos fiar nuestra recuperación al tirón exterior.

Porque, pese a todo, la situación internacional sigue rodeada de notables incertidumbres económicas y financieras. Al margen de los problemas de deuda soberana que afectan a algunos de los países de la zona euro, también a España, observamos con preocupación la senda que siguen los grandes desequilibrios macroeconómicos globales en forma de enormes superávits y déficits por cuenta corriente de varios países. Este es un fenómeno que ya despertó la preocupación de los analistas antes de la crisis. Muchos economistas le atribuyen incluso un papel importante como causante de la misma.

A pesar de que durante los dos últimos años la propia crisis y la caída de la demanda en muchas regiones permitieron reducir el tamaño de esos desajustes, el Inicio de la recuperación ya está disparando las exportaciones de China y Alemania, por citar dos casos relevantes, ampliando de nuevo sus desequilibrios externos y los de muchos otros países del mundo.

Con ello, se están reactivando los temores a devaluaciones competitivas de las monedas, que podrían derivar en una peligrosa fórmula de proteccionismo. Habrá que seguir con atención el rumbo que tornan las políticas económicas de los países implicados, así como los esfuerzos para una mayor coordinación internacional.

Pero al margen de esta situación del entorno, hay que recordar que nuestros verdaderos problemas son de carácter fundamentalmente estructural. Aunque no se hubiese producido la recesión mundial que nos ha tocado vivir. España habría sufrido los negativos efectos de un modelo económico que se agotaba por la rigidez de sus mercados, la erosión de su calidad institucional o los excesos en determinados sectores de actividad.

La coyuntura negativa en que estamos inmersos desde hace ya casi tres años ha significado también un fuerte deterioro estructural, que se suma a la pérdida de competitividad que nos aquejaba antes del estallido de la burbuja financiera. Desde el Círculo de Empresarios entendemos que las respuestas a la mala coyuntura presente han de ser, sobre todo, medidas de carácter estructural. Las llamadas políticas de estabilización han provocado nuevos desequilibrios que han de ser corregidos.

Ahora debemos poner los cimientos de la economía española del futuro con reformas de profundidad en cuestiones como mercado laboral, sistema financiero, pensiones, sanidad, energía, educación, etc. Y si sabemos ponerlas en práctica de acuerdo con las necesidades de España, generando confianza, podremos aprovechar mejor las opciones que nos abre la fase positiva del ciclo en que parecen estar entrando algunos de nuestros socios. Se están dando pasos en estas direcciones, pero en nuestra opinión son tímidos, al margen de que, lamentablemente, también tardíos.

Con cerca de cinco millones de parados, el objetivo prioritario de nuestra política económica debe ser la creación de empleo, algo para lo que hemos de apoyamos en reformas de tipo estructural de las que surja una economía competitiva, dinámica. flexible, con capacidad de respuesta ante un entono en cambio permanente.

Se trata de introducir los cambios necesarios para dotar de elasticidad y vitalidad al funcionamiento de nuestros mercados y de nuestro sistema económico. Han de ser reformas que alienten la internacionalización de nuestra economía y de nuestro tejido productivo; reformas que animen a nuestros emprendedores a lanzarse a nuevas aventuras capaces de hacemos más competitivos.

Si acertamos a hacerlo con seriedad y logramos transmitir la confianza necesaria tanto dentro como fuera de España, podremos hablar de jugar en el futuro entorno europeo y global un papel tan importante como nos gustaría. Pero cuanto más se retrasen las reformas, más secundario será ese papel.

Publicado en el Suplemento especial 30 aniversario de El Nuevo Lunes, el 27 de febrero de 2011

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