Artículo de opinión del Presidente de la CEOE, Juan Rosell
El periódico ABC publicó el pasado 20 de febrero un artículo del presidente de la Confederación Española de Organizaciones Empresariales (CEOE), Juan Rosell, en el que abordó el exceso de legislación en España.
Tradicionalmente se decía que "el papel lo aguanta todo", ahora con el uso del formato digital deberíamos decir que "un fichero pdf lo aguanta todo". Sirva de muestra hacer un recuento del número de páginas "digitales" publicadas por los Diarios y Boletines Oficiales de las Comunidades Autónomas, concretamente 867.466 en 2010 con un incremento del 17,8 por ciento respecto a 2009. A su vez deben añadirse las 258.068 páginas del Boletín Oficial del Estado. Una conclusión rápida y evidente es que, aún descontando la parte de anuncios, si se quisiera estar al día de todas las disposiciones que en ellas se recogen, no habría tiempo material para conocerlas lo que podría dificultar su correcto cumplimiento.
En la actividad económica, como en la vida, de todo un poco, pero de nada en exceso. El exceso de moneda genera inflación y lleva a un descenso del poder de compra. El exceso de liquidez y la financiación fácil inicialmente ayudan a superar dificultades, potenciar el crecimiento y aliviar la carga fiscal, pero terminan siendo un lastre. El exceso de regulación y la poca estabilidad temporal de las normas lleva asociado el descrédito, incumplimiento y la inseguridad jurídica, requisitos básicos para ahuyentar a la inversión. Cierto es que en un escenario de crisis económica los procesos de decisión se acortan y la premura se impone, pero esto no es óbice para imprecisiones. Las leyes han de ser claras, uniformes y precisas porque cualquier interpretación casi siempre da pie a una alteración y con voluntad de permanencia en el tiempo. El total de páginas digitales de 2010 se ha traducido en 276 Leyes, 15 Leyes Forales, 9 Leyes Orgánicas, 349 Reales Decreto, 1 Real Decreto-Legislativo, 14 Reales Decreto-Ley, 543 Órdenes Ministeriales y 774 Reglamentos. La limitación de tiempo para estar al día de estas novedades o de recursos para que seas asesorado no exime de su cumplimiento. Regular mucho no quiere decir regular bien.
¿Cuál es el coste para la empresa? Como entidad jurídica que paga impuestos el coste imputable va desde cuánto se imputa al proceso de elaboración de la norma correspondiente, hasta el coste legal del asesoramiento pertinente una vez publicada, la adecuación de la actividad a cuanto se deriva de esa normativa, así como el coste de observación y cumplimento. Y en todo esto no se ha hecho referencia a toda la normativa municipal, tasas incluidas.
La vocación empresarial es de naturaleza estable y, por tanto, se sabe que no cumplir la normativa se paga caro ante el cliente, la administración y la justicia. El oportunismo existe, pero no se puede legislar con prejuicios. Las leyes inútiles debilitan a las necesarias, como bien decía Montesquieu, y el exceso sancionador y con ánimo recaudatorio no deja de ser en términos castizos más que pan para hoy y hambre para mañana.
La calidad de la regulación y un alto grado de cumplimiento importan más que la cuantía, porque generan confianza, reducen los costes de cumplimiento y minimizan los riesgos asociados. Un galimatías legal que ponga en entredicho la inversión, la iniciativa empresarial y las ventajas asociadas al mercado único, sólo es obstáculo a la eficiencia y lastre para la mejora de la competitividad. Para hacer de este país un país atractivo, para invertir y desarrollar actividad económica hemos de facilitar la actividad económica de empresas y particulares en beneficio general. Y desgraciadamente los números demuestran todo lo contrario. Habrá que cambiar la dirección cuanto antes y entre todos. Y además, rápido.
Juan Rosell, presidente de la Confederación Española de Organizaciones Empresariales (CEOE).
Artículo publicado en el periódico ABC el pasado 20 de febrero