... las políticas orientadas a impulsar la actividad económica de un país han de pasar por el establecimiento de un marco de actuación de fomento de la actividad innovadora que sea coherente con las características específicas del tejido empresarial, predominantemente constituido por empresas de reducida dimensión y que, al mismo tiempo, esté alineado con el objetivo estratégico de mejorar la capacidad competitiva de la economía.

En este sentido, en la última década se observa una tendencia global por introducir y reforzar instrumentos que incentivan la inversión en I+D empresarial, tendencia que se ha visto acentuada por la crisis económica mundial que estalló en 2007. Ante las consecuencias que se derivan de esta crisis, y con la finalidad de ampliar y consolidar el tejido empresarial, la UE ha diseñado una serie de directrices dentro de la estrategia Europa 2020 de las que se derivarán las medidas de estímulo y recuperación de la economía europea y en las que, indudablemente, adquirirán un elevado protagonismo todos aquellos incentivos específicos, en materia de innovación e I + D empresarial.

En un elevado porcentaje, los procesos de innovación que se producen en las empresas de menor dimensión son consecuencia de un planteamiento estratégico de I+ D, ni siquiera siguen en una gran parte de los casos una trayectoria lineal. Como dato se debe apuntar que sólo una de cada diez innovaciones que se generan en este tipo de empresas, provienen o tienen un fundamento en la tecnología. En este sentido, se deber resaltar que la innovación dentro de las pymes es un proceso continuo de mejora que juega un papel muy importante en el crecimiento y desarrollo económico de los distintos países. Por lo tanto, es necesario redefinir tanto el concepto de innovación como su implantación dentro de la acción de las empresas, ampliándolo en la medida de lo posible, para que éste incluya aquellos procesos de innovación que son más característicos en las pymes y que radican en mejoras en la gestión, de la organización de la empresa y del marketing, aparte del componente tecnológico que subyace en los mismos.

La innovación en la mayor parte de las pymes tiene una estructura de mejora gradual que se fundamenta en las tecnologías existentes y en aquellos procesos que son conducidos por los clientes, proveedores e incluso por los propios competidores. De esta forma, la mayor parte de los procesos exitosos de innovación en las pymes provienen de un conocimiento tácito difícil de aflorar y, por lo tanto, no idóneo para poder gestionarlo, en sus últimas etapas, a partir de las certificaciones o de las licencias o patentes. No se trata de definir una categoría secundaria para unos procesos de innovación particulares que se producen en este tipo de empresas, sino que es necesario poner a los mismos en valor sistematizarlos, generar conocimiento y compartirlos con el resto de agentes.

Esta capacidad de innovación de las pymes depende, en gran medida, del entorno en el que operan y en el que debe predominar una adecuada formación y cualificación del personal que tenga acceso a las nuevas tecnologías y a los procesos que son puestos a disposición de las empresas. Igualmente, en este entorno debe generarse una cultura empresarial que apueste decididamente por la innovación y en el que la provisión de los medios financieros sea adecuada y suficiente conforme a las necesidades de retorno de este tipo de inver¬siones y del riesgo asumido en las mismas. Por úlltimo, estos procesos deben sustentarse en las necesarias capacidades de gestión de los proyectos y en la existencia de una estructu¬ra de redes y agrupaciones de gente que incrementen la probabilidad de éxito de este tipo de acciones.

Dado que la política de innovación empresarial en la UE tiene numerosas dimensiones y las competencias se dividen entre los niveles europeo, nacional, regional e incluso local, es necesario que se produzca una clara asignaci6n de res¬ponsabilidades de acuerdo con el principio de subsidiariedad, fomentando la competencia entre “regiones innovadoras” y formulando las oportunas políticas y acciones de coordinación entre los distintos niveles de la administración, con el fin de mejorar y aumentar el valor añadido de las mis¬mas. Los instrumentos existentes de apoyo financiero tienen que ser ágiles y estar mejor coordinados. Estos instrumentos financieros para las pymes tienen que estar adaptados a sus necesidades y deben ser atractivos para estas empresas de reducida dimensión. La existencia de una red extensa de ser¬vicios de alta calidad de apoyo a la innovación es especialmente crucial para que las empresas aumenten su capacidad de innovación.

Las redes y agrupaciones de empresas que se articulan a través de las asociaciones, federaciones y confederaciones empresariales son un instrumento muy valioso para crear un ambiente adecuado en el que se fomenten los procesos de innovación en las pymes. Por tanto, cualquier apoyo a este tipo de organizaciones tiene que ser considerado a la hora de diseñar el conjunto de acciones e intrumentos de la política de fomento a la innovación empresarial.

Carlos Ruiz, jefe del gabinete Económico de CEPYME